martes, julio 18, 2006

El intruso


Volvemos a las andadas. No me extraña con el incubus acechando. La forma en que aparece no es alternada sinó aleatoria. A veces me oprime el pecho para no dejarme respirar, y otras se sienta frente al PC para jugar a las cartas. El incubus me hace preguntas y a veces calla, pero no cuando duerme. Es, de alguna forma, el que me abre los ojos.